La foto muestra el techo desde el patio de la casa de mi vieja, donde crecí, sufri y senti la muerte de la fuerza que significaba el amor de mi viejo. El texto que transcribo es el final del discurso de García Marquez al recibir el premio nobel de literatura.
Las separa el tiempo, la poesía, algunos colores del paisaje, entre otras cosas más livianas.Sin embargo las une el enorme sentido de soledad de aquellos barrios condenados por el profundo misterio que esconde el corazón latinoamericano.
“… los inventores de fábulas que todo lo creemos, nos sentimos con el derecho de creer que todavía no es demasiado tarde para emprender la creación de la utopía contraria. Una nueva y arrasadora utopía de la vida, donde nadie pueda decidir por otros hasta la forma de morir, donde de veras sea cierto el amor y sea posible la felicidad, y donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra”.